COLECCIONES EUROPEAS - PRIMAVERA 2012: LOS ELEGIDOS

Christopher Kane

Balmain

Jil Sander

La alta costura de antaño ejerció una profana influencia en varias colecciones del pret-à-porter de esta temporada.

Otra vez, Londres invitó a contagiarse de su irónica excentricidad, el color y los prints alocados se llevaron la palma en Milán y los bordados de piedras rutilantes multiplicaron las luces en Paris.

Cumplido su doble objetivo de impulso publicitario de las marcas y de venta de sus colecciones, el mes de la moda transcurrió a un sostenido compás optimista, pese al incierto clima financiero que afronta el sector del lujo.

Erdem

Matthew Williamson

Marios Schwab

Londres: la ciudad donde reina la creatividad abrazó con fuerza el fresco ánimo primaveral con vívidos motivos florales y enérgeticos tonos pastel. Así lo demostraron las coloridas sedas de alto brillo y el print digital de flores en los seductores diseños de Matthew Williamson y Clements Ribeiro, cuyo romanticismo compartió Erdem, con sus flores en versión tropical exótica y luego, papel de pared pintado. También Christopher Kane flirteó a su modo con sus particulares bouquets de realistas apliques florales entre capas de organza y Peter Pilotto apostó a una sensación inmersiva con estampados sugerentes de visión subacuática y tropicales en prendas de corte sexy y semblante deportivo. A contramano de la tendencia, Marios Schwab se desvió del jardin por una senda más austera para explorar el concepto del claroscuro en siluetas simples pero misteriosas.

Dolce & Gabbana

Gucci

Roberto Cavalli

Milán: confección impecable y lujo ponible son características del diseño italiano. Esta temporada, los temas imperantes fueron retro-ladylike y exuberancia vegetal. Muchos se anotaron para los viajes en el tiempo: en Gucci, Frida Giannini buscó plasmar elementos Art-deco y formas arquitectónicas de rascacielos neoyorkinos de los años 20 en glamorosos diseños geométricos, prints gráficos y tonos sólidos metalizados para la firma florentina; en Jil Sander, Raf Simons presentó vestidos enfermera chic de corte couture, sentadoras formas New Look de Dior y elementos visuales figurativos del espíritu modernista de mitad del siglo XX y en Marni, Consuelo Castiglioni aludió a las décadas de los 60 y 70. Entre los jugosos motivos primaverales, al igual que la de Moschino Cheap & Chic, la clientela de Dolce & Gabbana podrá optar entre calabacines, berenjenas, remolachas o ajíes picantes para el estampado de sus coquetas soleras, mientras que Prada, acorde a su leve toque estrafalario, ofrece a la suya iconografía del celuloide y autos de los años 50 para adornar sus refinados diseños. Por su parte, Pucci aportó sensuales aires gitanos y labor artesanal a escala couture. El bling bling llegó de la mano de Dolce & Gabbana, Roberto Cavalli y Giorgio Armani cuyas propuestas irradiaban chispas doradas, fulgor de lentejuelas y joyas incrustadas.

Alexander McQueen

Louis Vuitton

Dries Van Noten

Paris: en la capital del chic se da cita la crème del diseño sofisticado. Esta vez, con el debut estelar en pasarela del jovencísimo y talentoso Olivier Rousteing, director creativo de Balmain, que mostró la pedrería barroca de la firma sin el factor trash de su antecesor, dotando a la chica Balmain de finnese, aunque a su aire poco convencional que la habilita, por ejémplo, a llevar hot-pants en sus trajes diurnos; Giambattista Valli, con sus bordados metálicos para día y Karl Lagerfeld, con su perlada fantasía submarina traducida al léxico de Chanel, en una colección con modernos prints gráficos, telas iridiscentes como el nácar, milhojas de volados como esponjas de mar y cinturas caídas. Otra clase de magia acuática dejó Sarah Burton en su colección para Alexander McQueen, donde quedó a la vista el fuerte lazo de la diseñadora con su mentor, mediante prendas obsesivamente ideadas y ejecutadas en texturas y colores cuya delicada belleza el fallecido diseñador se habría sentido inclinado a trastocar de algún modo, como los apliques de cuero negro infectando un vestido de encaje cual si fuera una marea negra. Innovadora y refrescante la combinación cromática y de prints tropicales, fotos de paisajes urbanos y grabados sobre decorosas formas de alta costura en Dries Van Noten. En la exploración de nuevas proporciones y líneas esculturales propias de la alta costura tradicional coincidieron a su vez, Balenciaga y Celine: en la primera, Nicolas Ghesquière llevó el desafío al denim y a prendas cotidianas en versión inédita y en la última, Phoebe Philo modernizó el look de las siluetas couture de los años 50 y 60 con lujo espartano, sin estampados ni extras innecesarios. Marc Jacobs en modo showman para Louis Vuitton, con Kate Moss y carrusel incluído -¿recuerdan el que hizo Karl temporadas atrás para Chanel?- en una luminosa extravaganza de broderie anglaise envuelto en organza, plumas espumosas, trajes años 60 en pálida gama arcoiris de algodón de azúcar y tiaras de princesa, mientras que el duo creativo de Valentino ofreció una colección etérea y romántica, con sugestivas transparencias, encajes cortados a láser, cascadas de volantes y apliques florales.

Crédito fotográfico: Style.com