Tuesday, September 20, 2011

MERCEDES-BENZ FASHION WEEK NEW YORK, PRIMAVERA 2012

Alexander Wang
Derek Lam
Rodarte
Jason Wu
Carolina Herrera










EL OPTIMISMO ESTÁ DE MODA, A PESAR DE TODO

En plena fase de recuperación del temor suscitado por diversas amenazas -el huracán Irene, un probable atentado terrorista que multiplicó la seguridad y controles en las adyacencias del Lincoln Center y las aún latentes incertidumbres económicas-, New York tuvo su bacanal de la moda al ritmo exultante de vibrantes colores y estampados.    

Diane Von Furstenberg

Carlos Miele
Marc Jacobs
Ralph Lauren
Victoria Beckham
   


Michael Kors



Jenny Packham


Doo.Ri


Calvin Klein






Oscar de la Renta
Proenza Schouler



















Durante los 300 shows y 8 días que duró la semana de la moda, cientos de personas merodearon la zona de trayecto de figuras de la moda y el espectáculo. Incluso bajo la lluvia -como antes del show de Calvin Klein-, esperaron estóicamente, camaritas digitales en mano, para pelearle posiciones a las mega-cámaras profesionales de fotografos apostados en sitios clave y aturdir con sus vociferantes reclamos de atención a las famosas que circulaban junto a las vallas de contención. Por día, habrán sido 700 mirones, paparazzis, bloggers y periodistas de más de 30 países, formulando preguntas inconcebibles, aún durante un evento para muchos frívolo. Sumado a esto, y salvando ciertas apariencias calculadas que pueden considerarse parte del juego que propone el show, hay que ver lo que hace la gente con tal de sobresalir y entretenerse -twitter, chismes sobre el último escandalete, especulaciones descabelladas, poses afectadas y comportamiento aniñado, algo a lo que el fashion-system seguro contribuye.
Y después del barrullo, la histeria y el ajetreo, sólo cabe esperar la cuota de madurez de parte del diseño.

LO MEJOR DE MERCEDES-BENZ FASHION WEEK NEW YORK, PRIMAVERA 2012

Cada año, crece la cantidad de shows para satisfacer el voraz apetito editorial y consumista, y con ella la dificultad de ver y recordar cada una. Inevitablemente, debo limitarme a comentar unas pocas colecciones, con criterio arbitrario y algo al azar, de las que más me gustaron y otras que considero serán relevantes.

Diane Von Furstenberg: Una coleccion alegórica de la esperanza, inspirada en el Africa moderna que se manifestó en combinación de capas, texturas, elegancia e inventiva, que fuera de las primeras pasadas en blanco, eran un colorido lote. Resaltaron los típicos vestidos anudados en versión actualizada, con más pliegues en torno a la cintura y también hubo sonoros y gigantes estampados florales entreverados por obra del ensayo creativo con diversos largos y capas. El glamour de antaño se acopló al planteo con peinados recogidos en colmena, faldas acampanadas y túnicas sesenteras. En un gesto emotivo al final del show que cayó justo en el décimo aniversario del 9/11, la diseñadora, junto a Yvan Misplaere, director creativo de la marca, repartió banderitas americanas a sus invitados especiales.

Carolina Herrera: ineludiblemente, la foto más difundida de este show fue el codo a codo en primera fila de la estrafalaria rapera Nicki Minaj y Anna Wintour. En cuanto al show de Carolina, la diseñadora enfocó paralelamente su atención en la silueta y la ornamentación, acudiendo a la escuela de Bauhaus por inspiración. Un espléndido balance entre la cualidad llamativa que seduce a sus fans y un control premeditado. Para superficies atractivas, había franjas de jardines verdes entramados en tablas, bordados, apliques geométricos y en otra línea, un primoroso estampado de gorriones en femeninos vestidos y prendas separadas. La ropa informal incluyó tejidos gráficos, chaquetas cortas y pantalones con pinzas y dobladillos por encima de los tobillos y la propuesta nocturna fue de vestidos dramáticos, fluídos y estructurados. Como siempre, una estética fina, pulcra y sofisticada.

Derek Lam: La arquitectura es un tema favorito en el círculo íntimo de los diseñadores laureados por Anna Wintour. En el caso del californiano, la nostalgia por su tierra se sumó a la influencia de las angulosas casas modernistas de mitad de siglo de Richard Neutra en la zona desértica de California. Las referencias podían rastrearse en las líneas limpias y arquitectónicas de faldas línea A, los tonos soleados del desierto, y las texturas naturales como cuero y arpillera. Look americano sport y refinado con sweaters, túnicas, vestidos tubo y con bordados calados. Más que los prints, resaltaron las prendas de punto texturizado, cuero engomado y las soleras con lentejuelas holográficas.

Jenny Packham: No por nada una de las elegidas de Kate Middleton, los trajes de noche de la londinense tienen un aura respetable, más allá de detalles extra-sensuales o decoración muy refulgente. Un hecho al que Packham aludió en su desfile primaveral, con looks dignos de la Duquesa de Cambridge, como los vestidos de cocktail cortados al bies de encaje chantilly bordado con cuentas, los drapeados en chiffón de seda o el número final de delicado forro de paillettes bajo tul cuajado de cristales de Swarovski. El uso de una bella gama arco iris en vestidos o como apliques florales sobre encaje o tul en colores nude marcó un precioso efecto trompe-l'oeil.

J.Mendel: Gilles Mendel tiene el don de crear colecciones de alto glamour y modernidad, el cebo ideal para las jovencitas más estilosas. El maestro de lo etéreo jugó esta temporada la misma carta, con prendas inspiradas en el estilo barroco de la prima donna americana del diseño interior, Dorothy Draper. Aplicó colores sólidos como el morado, el verde lima y el azúl a piezas relajadas de georgette de seda y vestidos con tablas a la rodilla. La sección nocturna trajo vestidos columna de chiffón y seda con lentejuelas, sugestivos tajos laterales y escotes profundos, bajo ocasionales chalecos y boleros vaporosos de visón, cabra y alpaca.

Michael Kors: Atento quizás al protagonismo regio y elocuente de Angelina Jolie en la última publicidad de bolsos de Louis Vuitton, Kors tomó la transitada ruta del safari. Cierto instinto a contramano de su comercial estilo casual glam americano lo guío por una atmósfera tribal ligada a la naturaleza, donde sus modelos, cual si fueran Angie y Brad, parecían listos para la aventura con conjuntos de silueta relajada, colores tierra y batik. Musculosas de lino, camisas utilitarias, pantalones cargo desteñidos, caftanes de georgette jungle print, bandoleras con correa de cocodrilo y sandalias gladiadoras. El afán del diseñador siempre fue ofrecer practicidad chic, sensualidad y joie, pero en este viaje tropezó con algunos baches que entibiaron su noble propósito, como los ponchos y el sarong masculino que difícilmente será un éxito de ventas entre sus adeptos.

Ralph Lauren: En un rapto de romántica nostalgia, el diseñador revisitó la era flapper americana, con una selección de formas vintage: blusas de seda y palazzos fluidos, trajes de tres piezas con shorts en colores macaroon -rosa pastel, champagne, verde espuma de mar-, motivos florales empolvados y lo más elegante, vestidos en chiffón pálido, crepe y georgette cortados al bies hasta la rodilla y largos. Bella, delicada y elegante, una colección oportunamente muy Great Gatsby, en sincronía con el arranque fílmico de la última versión del clásico de F Scott Fitzgerald a cargo de Baz Luhrmann, aunque apta para el guardarropas de una mujer real. Entre los estilizados guiños al Charleston había boas y ruedos ribeteados de plumas y sombreros cloche bordados con mostacillas. Un plus encantador, los accesorios: zapatos oxford en crochet marfil, sandalias de rafia, clutchs de lino bordado con armazón de bambú y bolsos hobo de pañuelo con flecos.

Calvin Klein Collection: En una merecida pausa a la fiebre tecnicolor y la sobredosis de estampados de la semana, Francisco Costa tocó una nota más sensual esta vez, con prendas de lánguido esplendor en una diáfana paleta de tonos metalizados, crema, beige y negro. Incluso en los looks más reveladores, como un peto frontal transparente a juego con el corpiño negro, mandaba la pura simpleza, con líneas más suaves que conceptuales. Las chaquetas cortadas a la cintura sobre soleras de crepe trajeron una silueta fresca y original. Una alternativa para llevar esos eróticos vestidos enagua de satén que calcaban el contorno corporal fue su incorporación de tiras y soutiens sin costuras. Parte del mismo esquema sinuoso y lencero: los micro-bordados, las chaquetas de escote espejo y los pantalones tipo pijamas por encima del tobillo. Es evidente que la firma halló en el brasileño su piedra fundamental, capáz de conjugar perfectamente su comprensión de lo moderno con el legado del fundador.

OTROS ESCAPARATES DE LA MODA

Entre los shows realizados al margen del evento organizado por IMG, cabe resaltar algunos de ellos.

Oscar de la Renta: jamás un paladín de la mesura, la primavera del gran couturier maximalista fue una fiesta surtida y exuberante, con piezas irresistibles y democráticas en cuanto a edades y tipos culturales: damas venerables, debutantes, celebrities y bohemias. Libre del corset de una temática fundamental u elementos unificadores, el dominicano optó por una selección de atuendos para llevar del día a la noche. La consistencia radicó más bien en su dominio de la ejecución de ideas de sello pomposo. Desde castos vestidos de encaje y guipur blanco o trajes de crochet y organza de seda hasta una chaqueta de cuero rosa sobre pantalones de pierna ancha o la espumosa blusa amarillo canario de escote en V con la falda bordada. Opulenta ornamentación de volátiles apliques de organza, borlas vistosas, plumas y lentejuelas en sus aclamados vestidos de fiesta para rematar una colección de trajes en telas rústicas, soleras estampadas y vestidos de cintura marcada. El mismo Oscar chic y glamoroso, pero algo más intrépido y juvenil, como atestiguaron esos inflados y ondulantes vestidos de seda ámbar, rubí y esmeralda con tops en tul bordado de la apertura.

 Alexander Wang: Dispuesto a seguir de momento en la arena deportiva, Wang dió una fortuita resignificación al concepto del fast-fashion con su show plagado de alusiones al mundo de las carreras de motocross. Camperas de aviador en malla cortada a láser, bustiers, jerseys insinuantes con estupenda labor de intarsia, ceñidos equipos gimnásticos, leggins, paneles de rayas y contraste de matices. Tal el efecto segunda piel de ciertas prendas, que en determinadas figuras derivaría en curvas peligrosas. 

Jason Wu: incapáz de resistirse a las siluetas couture, Wu las mezcló en su colección con alegres toques pop, acentos deportivos, de graffiti floral y hasta un somero fetichismo. Disciplinadas alusiones retro con looks peplum -a veces sobre revuelo de plumas-, bragas glam estilo pin-up, polleras de ruedo irregular, camisas y chemisiers abotonados con cuellos enjoyados para ese tinte de pícara virtud. De noche llegó la diversión en volúmenes y colores eléctricos. Igual, la estética pulida del diseñador no se vió abrumada por la pompa visual.

Rodarte: Las hermanas Kate y Laura Mulleavy alcanzaron ese punto en sus carreras donde el reto consiste en la fusión de los empeños artísticos y empresariales, como quedó claro en su desfile. Llevadas por los girasoles, remolinos de estrellas, pinceladas y pigmentos saturados de Van Gogh, presentaron un fantástico popurrí de tonalidades, prints pictóricos pixelados y frugal -en su caso- labor artesanal. Su visión de soñadoras se materializó en inocentes vestidos de cocktail armados de talle bajo o cintura marcada y falda circular y otros hasta el piso en tenue tul iridiscente bordado con flores de seda.

Marchesa: Una ilusión subacuática pintada por Ilya Repin y los dibujos de medusas de Ernst Haeckel sirvieron de musa a la colección de Keren Craig y Georgina Chapman. El resultado fueron rutilantes vestidos tridimensionales trabajados con malla translucida, volados de tul y chiffón, cristales escama de pez y cascada de hilos de seda. Un juego nada sutil de transparencias bordadas y flotantes en túnicas, crinolinas y vestidos adherentes del que no pueden participar las timoratas -lo cual a menudo es una suerte. El look final estilo sirena con flecos suspendidos sobre tul de Karolina Kurkova era pura magia chic.

Marc Jacobs: con indirectas a un posible destino todavía más estelar, el señalado sucesor de Galliano en Dior montó una coreografía con modelos luciendo sus galas en algo más parecido a las tablas de Broadway que a una pasarela. Su particular oda a Bob Fosse se extendido al look del diseñador y la pauta al movimiento de sus chicas en "escena". En la ropa, la vibra años 20 se vio en vinchas, cinturas caídas, flecos cristalinos, polleras amplias por debajo de la rodilla y vestidos drapeados en telas vanguardistas, brillosas y transparentes como organza tipo celofán, lamé y saten arrugado, aunque el envoltorio plástico -¿pollera?- sobre la camisa abotonada fue un momento de esos para rascarse la cabeza. Sin sorpresas en cuanto a las formas y no mucho para embaucar a la platea compradora, otra ausencia llamativa en el show, tratándose de Jacobs, fueron sus it-bags, aunque quizá esto sea también un mensaje de su disposición a cambiar los artículos de cuero por la alta costura.

Victoria Beckham: los vestidos sentadores de dama moderna y hábil confección son emblemas de la marca de la ex-Spice Girl, pero en esta ocasión el arco de looks abarcó parkas voluminosas en tonos pálidos irisados, prendas sueltas como faldas de crepe plisadas, moderada estética Mod con telas y formas estructuradas en colores sólidos y detalles utilitarios como breteles atléticos. Señal de que Vicky comenzó por fin a buscar inspiración más allá de su propio espejo. La colección, sumada al debut de una adorable segunda línea, no fue la reinvención de la rueda, pero tal vez sí la de Posh.

Pese al ansia de varios diseñadores de emerger del lodo de la retromanía inspiracional, en algunas pasarelas de New York persistía una brisa de melancolía, ya por esa feminidad olvidada hace tanto (Ralph Lauren), ya por los elementos arquitectónicos (la estética Googie de los 50 en Proenza Schouler) o los símbolos de la cultura popular (DVF, DKNY).
Como todas, esta semana de la moda dejó sus delicias, incluyendo presencias singulares en algunas de las front-row más exclusivas (Nicki Minaj en Prabal Gurung, Carolina Herrera y Oscar de la Renta) e ilustres (Valentino Garavani en Diane Von Furstenberg y Oscar de la Renta) y tambien sobre la pasarela, con el modelo unisex Andrej Pejic en el desfile de Custo Barcelona y la actriz Kristie Alley en el de Zang Toi.
Cambios notorios de la fase neoyorkina fueron el grado de ornamentación, la experimentación con telas, la estelaridad indiscutida de colores sólidos como el naranja, según Alexander Wang, Carlos Miele, Narciso Rodriguez y Donna Karan entre otros y la sinfonía de estampados más florales que geométricos y étnicos en la mayoría, desde Jason Wu y Prabal Gurung hasta DVF y Thakoon. A lo largo de las últimas temporadas, los diseñadores comenzaron a salir del cauteloso encuadre de la tendencia minimalista, hasta casi despedirse esta primavera que sentó un ánimo optimista para explorar nuevas fronteras de estilos y materiales.

Crédito fotográfico: Style.com

4 comments:

  1. DE LUJO!!! Muy buen análisis! Se nota cuánto sabes del tema. Sigue delante!

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  2. Qué suerte que volvió el color, algunos ya lo extrañabamos. Carlos Miele es el mejor! Gracias Brasil por este orgullo!!!

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  3. Hola Majo muy bueno lo tuyo me encanto.

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  4. EXCELENTE REVIEW NUAR.

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